¡Que preciosa la luna llena que hemos contemplado este 23 de Abril!
Y en este mes de primavera, de nuevos inicios en la naturaleza, contemplar la imagen de la luna plena me brinda una bella simbología que me permite reflexionar…
Luna plena de luz, de conciencia… esta claridad me da la opción de ver aquello que me dolió tanto, que sin ponerle nombre lo guardé en “una mochila”, junto a todo aquello que he negado por incómodo, porque no lo sentí afin a la imagen que de mí misma tenía y por lo tanto, la cuestionaba… lo que Jung llamaba “la sombra”.
Y la luna llena es un símbolo que nos recuerda esa posibilidad que tenemos de mirar, de acoger, de escuchar aquellas partes nuestras enmudecidas, tapadas, escondidas y así comprenderlas, y en ese gesto amoroso, tierno y generoso hacia nosotras mismas poder comprendernos un poquito más, conocernos y amarnos.
Dice Boye en su canción:
“Miro y miro a la gente en mi ciudad…pienso: pobres, ¿ que mochilas cargarán? Uuui ui ui ui uiiii, vaya mochilón que llevas!! Lo tendrás que sostener! .…mochileros ya no hay vuelta atrás hay que vaciar esta carga para así lograr la libertad”
El encuentro con la sombra, abrazar mi propia oscuridad, ver emociones y actitudes tan escondidas que ya ni las sabemos nuestras y reconocernos en ellas no es fácil, es incluso doloroso porque cambian la imagen que tenemos sobre nosotras mismas.
Cuando en Terapia Gestalt hablamos de soltar, de morir, nos referimos a esto: a soltar una autoimagen que se me ha quedado pequeña, que ya no me define…morir a una identidad con la que ya no me identifico a mí misma porque he reconocido otros aspectos, otras maneras “mías” que me dibujan distinta a como me veía.
…Morir y renacer…la luna iluminada nos ofrece esta alquimia, esta posibilidad de renacimiento.
Nos recuerda que tenemos “libre albedrío” y nos susurra la posibilidad , si así lo elegimos, de recuperar la energía acumulada, estancada en esas estancias , recovecos de nuestro cuerpo donde cargamos las mochilas psicológicas y de nuevo asimilar esa energía y crecer y sentirnos un poco más libres.
Curiosamente aceptar este movimiento de transformación nos hace sentir abundantes al estar en contacto con nosotras mismas, al escuchar nuestra organicidad y reconectarnos con nuestra esencia y vemos que la abundancia no tiene nada que ver con acumular ni con el exceso si no más bien con confíar …confíar en que la Vida nos sostiene y nos da los recursos que necesitamos en cada momento.
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